16 de noviembre de 2015

De la pobreza local al terrorismo internacional

Es lamentable y horrible lo que sucedió el pasado viernes en París, más de 120 familias ha perdido a sus seres queridos para siempre, más de 80 no saben si sus familiares saldrán vivos del hospital y toda Francia, Europa y el mundo vive hoy con más inseguridad y miedo que hace una semana. Hay un  refrán que dice que: “Cuando la miseria entra por la puerta, el amor sale por la ventana”. Este refrán viene a decir que la pobreza ya sea a niveles familiares, locales, estatales e incluso internacionales, hace que sentimientos tan necesarios para vivir en paz como el amor, ya consideremos amor al prójimo, a la familia, sociedad o a la bandera, se dejen de lado por culpa de la economía. Quizás suene algo cursi hablar de amor, pero la crisis global en la que estamos metidos desde hace ya demasiado tiempo, ha hecho que la soga de la pobreza nos asfixie cada vez más y nos olvidemos de querernos un poco entre todos. Esto en un contexto económico europeo ha dado paso a que partidos ultraderechistas como Amanecer Dorado en Grecia o Frente Nacional en Francia, y otros partidos xenófobos y nacionalistas radicales, hayan aumentado en votos apelando al perverso discurso que dice que de fuera vendrán que de casa nos echarán y otras promesas populistas, que ven reforzado su discurso por actos como los de París y que calan en una sociedad cansada de trabajar y luchar sin ver ningún tipo de recompensa o solución a corto plazo.

Los atentados terroristas acaecidos en París el pasado viernes 13 de Noviembre, dejando de lado la desgracia que supone para los familiares de los fallecidos y heridos, es un magnifico pretexto para todos aquellos que apoyan sus teorías en el más prevenir que curar. Con lo que habrá mucha gente que aprovechará el momento para proclamar que todas aquellas personas que tengan que ver con la cultura árabe o musulmana, cuanto más lejos mejor. Como muestra de ello, la presidenta del partido ultraderechista Frente Nacional Marine Le Pen,  ya he pedido el cierre de mezquitas, refuerzos en las fronteras, en clara alusión a los refugiados sirios y apelando a que "Francia y los franceses ya no están seguros", relacionando directamente la inseguridad en el país con la población extranjera.

Un detalle importante, y que no hay que pasar por alto, es que en los últimos atentados llevados a cabo en Francia por Estado Islámico (EI) han participado ciudadanos franceses de nacimiento. Tanto los dos autores de las muertes contra la revista Charlie Hebdo como, de momento, tres de los ochos terroristas de la oleada de atentados en Paris, había nacido en Francia. Y mucho me temo que, a parte del lavado de cerebro realizado por las secciones de EI tiene para captar a nuevos adeptos capaces de inmolarse entre la multitud, la pobreza y el odio a hacia aquellos que les obligan a vivir sin trabajo o con sueldos indignos tiene algo que ver.

Desde el viernes por la noche, hemos podido escuchar a cientos de especialistas en terrorismo internacional, seguridad, yihadismo y expertos en múltiples y no son capaces de ponerse de acuerdo en cual es la forma de acabar con estas matanzas. Además pocos de estos expertos hablan de la situación económica de los terroristas y de como se financia el terrorismo yihadista, que es donde verdaderamente está la madre del cordero. De todas las fórmulas que he oído por los medios, la más sensata es atacar al brazo económico de estas organizaciones terroristas. Los terroristas están financiados por países del Golfo Pérsico con petrodolares, que ofrecen a sus sanguinarios peones grandes sumas de dinero con las que compar armas, transportes, pagar confidentes e incluso me atrevo a decir que solucionan la vida de los familiares que tienen en diferentes países, si no no alcanzo a entender como alguien puede hacerse volar por los aires, por muy religioso que seas.

La respuesta para acabar con todo este nuevo Al Qaeda y a futuros posibles yihadistas de origen europeo está en la sociedad, la educación, el respeto y la cultura. Las personas estamos llegando a extremos muy precarios de vida, vivimos y trabajamos para pagar facturas y más facturas. Vemos como después de estar, en el mejor de los casos, trabajando 40 horas a la semana tu y 40 tu pareja,  o de buscar trabajo sin éxito durante meses y meses, no tienes nada que echarte a la boca o lo que es peor, no tienes nada que ofrecer a tus hijos. A pesar del gran esfuerzo que se realiza a través de bancos de alimentos y de que nadie en España se muera de hambre, la gente no quiere “limosna”, ni caridad. Las personas, por lo menos las personas con algo de dignidad y coraje quieren trabajo, pero no en condiciones de neoesclavitud en la que trabajes para los peces gordos y a ti te paguen 800 euros al mes y encima tengas que escuchar que cobras por encima de convenio, no. La gente quiere sentirse valorada y bien pagada. Porque ahora son los yihadistas, pero no es extraño escuchar en cualquier conversación de bar que la solución es pegarle un tiro a este o el de más allá. Y que la gente piense así eso es algo triste y peligroso.    

Volviendo al tema yihadista, es muy complicado luchar contra este nuevo terrorismo que se comunica vía Internet y que los canales de televisión cuando dan cobertura a un atentado o a una decapitación dan indirectamente una publicidad a estos bárbaros. Evidentemente ignorar la realidad no es un camino, ni mucho menos, pero linea que separa la información del show morboso para captar audiencia es realemente muy fina, por lo que se debería de tener mucha más profesionalidad por parte de los medios de comunicación. Al final volvemos al mismo punto de siempre, la solución para todos estos conflictos, lo que tuvimos y los que vendrán son EDUCACIÓN, RESPETO Y CULTURA.