18 de febrero de 2008

Historia de un husky

Por Septiembre de 2002 nació una pequeña perrita de raza husky con la peculiaridad de que tenía como muchos otros huskys un ojo azul y otro marrón. Esta perrita de color canela y sus ojitos peculiares fué a parar a una casa de los alredores de Gavá . La perrita recibia el cariño y mimos de sus dueños evidentemente ¿quién se puede resistir al encanto de una cachorrita?. Los meses posteriores, no creo que fueran tan bonitos para esta husky. Para desgracia de la cachorrita los amos, que al parecer ya no le tenian tanta estima, descubrieron que no era de raza, es decir, les habían dado gato por liebre. La cachorrita no era un husky, si no un chucho, un mil leches, un perrucho sin ningún tipo de pedigrí. A partir de ese momento todo iba a cambiar para nuestra pequeña amiga, dejaría de ser el juguetito de algún niño mal criado a ser una carga y a ser el blanco de maltratos. En cuanto veía algo parecido a un palo, se escondía por el miedo que estos le producían, como si la hubieran pegado con alguno.  Tenía lo que parecían ser quemaduras de cigarrillo que marcaban todo su cuerpo, etc... Todo esto fruto de la frustración de un descerebrado que su mayor ilusión era tener un perro de raza.

Esto se fue sucediendo aproximadamente un par de meses hasta que decidieron llevarla a una protectora de animales que antiguamente había en Gavá S.O.S al gos i al gat. Al llegar padre e hijo al refugio de animales, la gente que había al cargo de los animales intentaron disuadirles y parecía que lo habían conseguido, pero al cabo de tres días,  entró en el refugio un hombre con la perrita desnutrida y medio muerta. Este hombre les comentó que la perra llevaba tres días atada a un árbol sin agua ni comida, era pleno verano con lo que la pobre perra salvó la vida de milagro. Sin dudarlo esta vez recogieron a la falsa husky y la alimentaron y la metieron en el cercado con el resto de animales.

Fruto de la coincidencia, apareció una pareja que buscaban un perrito para hacerle compañía a una perrita que tenía la chica, pero esta no se decidió por ninguno. Ella se habría llevado todos, pero finalmente, no se acabo de decidir por ninguno. Por otro lado, el chico se fijó en una perrita rubia que no dejaba de dar saltos y más saltos y movía enérgicamente la cola como diciendo: " llevame a mi, llevame a mi!!", era como no, la protagonista de nuestra historia, pero la final la pareja se marchó sin coger ningún animal.
Mientras iban en el coche, estuvieron hablando y él comentó que le había hecho mucha gracia la perrita rubia que saltaba, pero viviendo con sus padres no creía que fuera buena idea llevar a la perra a su casa, no obstante cotejó la posibilidad de apadrinarla. Dando 20 € al mes, que para él no eran nada, podía ayudar a todos los animales del refugio, también ibas los fines de semana a pasearla.
Un día la chica del refugio le dijo que una pareja del vallés había visto la foto de la perra por internet y que quizá sería la última vez que podia pasearla, sabía perfectamente que le estaba vendiendo la moto, pero uso la misma excusa para convencer a sus padres.

Así que apartir de ese momento la perra de nombre Rubia pasó a ser mi más fiel compañera, hoy en día y después de 9 años esa perra y yo somos casi inseparables.





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