9 de septiembre de 2011

La publicidad termómetro del estado económico de un país


No hace falta ser un experto en comunicación o publicidad para detectar que dependiendo de la época del año en la que nos encontremos la publicidad de los medios, sobre todo en televisión, muta y varía según convenga. Cuando se acercan las fechas navideñas aumentan los spots de perfumes, la sobredosis de turrones puede hacer colapsar a más de un diabético, el alud de juguetería y artículos infantiles casi no deja huecos en las parrilla televisiva para los telenoticias y programas educativos. Aunque hay un tipo de publicidad, productos o servicios, que aparecen durante un periodo de tiempo, unos años en concreto, luego se esfuman y caen en el olvido.

Cuando España iba “bien,” o al menos eso era lo que nos decía desde el gobierno dirigido por Aznar, ya saben es señor que es muy amigo de Bush, los bancos daban hipotecas a todo aquel que se acercara a una oficina y dijera que quería una hipoteca a 20, 30 o 40 años. Evidentemente la gente no tiene implantado en el ADN ese tipo de acciones, iban a los bancos promovidos por los anuncios que te prometían ser una persona más feliz si eras dueño de un piso, y los bancos y cajas de ahorro tenían la llave de tu nueva vida. Un día explotó la burbuja del tocho y los bancos cerraron el grifo.

Hace unos años, en el noventa por ciento de los canales de televisión y radio, se emitían anuncios de empresas que ofrecían dinero y además dinero rápido, sin tener prácticamente en cuenta ni ingresos, ni solvencia, ni nada por el estilo. Todo era felicidad, todo iba perfecto, la gente pedía dinero y lo recibía en poco tiempo de las arcas de esas empresas que se presentaban casi como onegés. Pero llegó la crisis acompañada de impagos y deudas, los créditos personales y las hipotecas se convirtieron en muros casi infranqueables y en verdugos de cientos de familias que tenían casa y coches nuevos pero no tenían dinero para comprar comida.

Pero fue entonces cuando aparecieron de la nada, y de forma milagrosa, en pantallas y páginas centrales de los mejores periódicos de cada zona cientos de empresas que ofrecían refinanciar y unificar tus préstamos y alargar tus deudas, hasta el infinito y más allá, poder vivir algo más desahogado con un sueldo de mil-eurista. Como es de imaginar , estas empresas no regalan nada y aunque no soy un experto en economía, no creo que nadie te ofrezca dinero o una refinanciación sin intentar ganar algo, ya que uno de los fines de cualquier empresa es ganar dinero. La crisis iban en aumento, al igual que la pérdida de empleo, la empresas de refinanciación y unificación de créditos dejaron de anunciarse.

Alguien se dio cuenta de que la gente ya no tenía dinero, y todo lo que entraba en una cuenta bancaria era absorbido casi de inmediato para hacer frente a los pagos de hipotecas y créditos personales. Durante un breve espacio de tiempo, pudimos ver anuncios de compra de oro a unos precios verdaderamente buenos. Había un grueso muy amplio de gente que ya no tenía liquidez y tenían que desprenderse de joyas que compraron cuando su economía iba mejor.

Parece que prestando un poquito de atención a lo que se anuncia en las televisiones, radios y prensa escrita se puede intuir como va la salud económica de un país. No es una ciencia exacta, ni mucho menos, pero nos podemos hacer una idea de si la crisis se va o sólo retrocede para coger impulso y regresar con más fuerza.

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