13 de enero de 2015

JUSTOS POR PECADORES

Todas las personas que tengan dos dedos de frente siente lo sucedido en París y desea que nadie vuelva a correr la suerte de los asesinado en el atentado de Charlie Hebdo.No obstante el terrorismo no puede condicionar, ni mucho menos recortar, las libertades de los ciudadanos que además de ser víctimas de los terroristas, somos tratados como posibles delincuentes. Por poner un ejemplo de cómo los ciudadanos pagamos los platos rotos por el terrorismo, solo hay que visitar un aeropuerto para ver como desde el 11S se ha llevado al extremo los controles de seguridad, haciendo que la gente se medio desnude, que se obligue a tirar litros y litros de agua y gel de las maletas y las cosas más ridículas que se pueda uno imaginar.

Siempre hay grupos de iluminados que, en nombre de la seguridad, aprovechan para llevar a cabo sus más oscuros deseos. En España tenemos al Partido Popular, el partido de los que buscan "armas de destrucción masiva" imaginarias, de los que redactan leyes mordaza para limitar la libertad de expresión de sus ciudadanos, pero que después se manifiestan en París a favor de la libertad que pretenden regular, vaya panda de hipócritas. La última de los muchachos de Génova es proponer limitar la libre circulación de ciudadanos europeos por los países integrados en el acuerdo del espacio Schengen.

Un vez más meando fuera de tiesto. Los últimos atentados ocurridos en suelo europeo ha sido perpetrado por ciudadanos que ya residían en esos países y no de personas que venían de otro país vecino.¿Nos estamos volviendo locos? ¿Cuál será el próximo paso en la seguridad? ¿Colocar la consulta del proctólogo después de los detectores de metales y hacernos una colonoscopia antes del embarque?

Otro depredador de las libertades es David Cameron, que ya ha advertido que si hace falta prohibirá whatsapp. Al final tendremos que enviar las flores y los mensajes de amor a nuestras parejas al CNI o la CIA en vez de usar Interflora. La situación es tan dramática que al final si no nos lo tomamos con cierto sentido del humor acabaremos tan desquiciados y paranoicos como algunos de nuestros políticos que creen estar en una película de 007. Es indignante ver como se intenta sacar partido de la muerte y el terror.

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