Mañana se cumplen 9 años de los incidentes del 4F en Barcelona. El documental Ciutat Morta, que explica los acontecimientos y posterior proceso judicial del caso, no deja indiferente a las personas que lo han visto. El polémico documental informa de los hechos que sucedieron bajo una mirada completamente sesgada de los autores y ha levantado muchas ampollas a nivel nacional, pero sobre todo en Catalunya y Barcelona. Ciutat Morta tiene un objetivo claro, desenmascarar un presunto proceso judicial injusto, denunciar torturas por parte de la Guardia Urbana y cierta pasividad del consistorio de la ciudad de Barcelona capitaneado durante aquellos años por Joan Clos, hoy embajador de España en Turquía. Este documental también pretende presionar a las administraciones para que reabran el caso y se realice una investigación con cara y ojos, y no un proceso cutre y en el fondo muy cruel que se dio por finiquitado sin un culpable claro de quién dejó tetraplégico a un agente de policía, 5 personas condenadas y el posterior suicidio de una de ellas.
Los hechos
Para aquellos que no hayan podido ver este documental, Ciutat Morta narra como en una actuación llevada acabo el 4 de febrero de 2006 por la Guardia Urbana de Barcelona, que tenía la misión de acabar con una fiesta en una casa ocupada. El agente Salas, un guardia urbano de Barcelona, queda en coma durante un tiempo y finalmente acaba tetraplégico, por el impacto de una supuesta maceta en la cabeza tirada desde la casa ocupada. Durante la actuación se detienen hasta 9 personas, según el testimonio de dos de estas personas detenidas los agentes de la policía local de Barcelona, los agredieron a la hora de la detención y los torturaron para obtener una confesión de la autoría de las lesiones del agente herido.
Tras la detención los agentes llevan a los detenidos al Hospital del Mar para curar las heridas y obtener un parte de lesiones. En el hospital, siempre según la versión del documental, detienen a dos personas más Alfredo y Patricia Heras. En principio la detención de estas dos personas de estética “ocupa”, se realiza por contener un sms en el móvil en el que ponía: “Vienes esta noche a batear?” . Para los amigos de Patricia Heras, el término batear lo utilizaban para invitarse a ir de copas a la Bata de Boatiné, un bar de Barcelona, pero para los agentes no tenía ese sentido. Finalmente, declaran culpables a tres de los detenidos, de origen sudamericano, a Alfredo y a Patricia. Patricia no aguanta la presión y durante un permiso penitenciario cuando cumplía el tercer grado, acaba arrojándose por una ventana poniendo fin a su vida.
El documental
Este documental se ha querido vender, no por parte de los autores si no por los medios, como un documental basado en el periodismo de investigación, pero no deja de ser un periodismo de declaraciones. Aunque en este caso en vez de poner el micro a las autoridades, se le ha dado voz a la otra parte, justo al revés de lo que se hizo en 2006 . El documental pierde mucha fuerza al no presentar documentación como los partes de lesiones de los chicos, testimonios firmes del día de los hechos y no un chico diciendo: “a mi me contó un chico que había sido él” , denuncias interpuestas por los “torturados”, etc... Evidentemente reunir todas estas pruebas no es fácil, pero sin querer han caído en la misma forma de actuar como lo hizo la juez Carmen Martín, que juzgó solo escuchando una parte y fiándose de poco más que palabras.
Ciutat Morta pone de manifiesto que tenemos un problema grave que hay que solucionar cueste lo que cueste. Hay que respetar la presunción de inocencia y asegurarse que una persona no acabe en la cárcel por incompetencia o malas prácticas de los agentes o de los jueces, una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario y no al revés como ha pasado en este caso. No obstante, el intento de criminalización de todo un cuerpo como el de la Guardia Urbana o parte de él como son la unidades de las UPAS y UNOC, que son los que muchas veces se la juegan frente a delincuente armados o multitudes enfurecidas, es algo muy peligroso. Parece que el documental quiera eliminar la estigmatización del colectivo ocupa o de cualquier estética similar, estigmatizando a la policía y diciendo que todos los que llevan uniforme no son de fiar. Y al final ni los de las rastas son tan buenos, ni los de las placas tan malos y al revés. Juzgar a la gente por su estética o por tener estereotipado a ciertos colectivos, es más que un error una fobia que podíamos clasificar como estereofobia.
Mi conclusión
Este caso deja en su camino muchas víctimas, para empezar la mala imagen de la Guardia Urbana y el poco control por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Evidentemente los más perjudicados son Patricia Heras y el agente Salas, ya que su situación no tiene vuelta atrás y los chicos que fueron condenados en un proceso judicial con muchas sombras. No obstante, Ciutat Morta constata un problema que hace tiempo que se intuye, la justicia no funciona. Igual que en este caso los agentes, que después del 4F fueron condenados por torturas en otro caso, no hicieron bien su trabajo y abusaron de su posición, cuando los agentes de la Guardia Urbana detienen a un delincuente, en ocasiones jugándose su integridad física e incluso la vida, tiene que ser muy frustrante ver a ese delincuente la semana siguiente en la calle por culpa del sistema judicial.
Está más que claro que a pesar de las pruebas que han de pasar los agentes para conseguir una plaza, que a mi modo de ver son poco efectivas y no dejan de ser una criba para eliminar opositores, en el momento de las actuaciones puede ser difícil actuar sin cometer ningún error. Pero para eso tenemos la justicia, para que evalúe la acción policial y depure responsabilidades si es preciso. Pero si al final la justicia solo tiene en cuenta la palabra de un agente, por encima de todas la cosas, ¿qué nos libra a los ciudadanos de a pie de la típica imagen de las películas de Hollywood en la que un policía corrupto acaba metiendo una papelina en la guantera de un coche para empurar al protagonista?.
Como siempre en casos como en el caso del Raval, si la policía tiene que apalizar a una persona o utilizar una fuerza desmedida para poder detenerla, ¿que los diferencia de los gorilas de las discotecas? ¿Están bien preparados nuestros policías y reciben todas las herramientas y formación necesarias? Yo creo que no y es algo que me preocupa y creo que les debería de preocupar a nuestros dirigentes y miembros de los cuerpos de seguridad del estado.
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