Toda persona que se haya interesado alguna vez por el mundo del marketing, sabe que una de las primeras cosas que hay que aprender son las 4 P’s del marketing: Product, Place, Price y Promotion. Que en castellano podríamos traducirlas como producto, punto de venta, precio y propaganda. Estas cuatro patas sobre las que se sustentan la mayor parte de las estrategias de marketing, son las que parecen haber aplicado Pablo Iglesias y sus colaboradores para crear Podemos. Este partido político es hoy en día una marca y se comporta como tal, de ahí podemos hacer la disección de las 4 P’s.
Product: Podemos es la marca, pero Pablo Iglesias es el producto a vender y la promesa de
que su producto eliminará todas las machas de suciedad del mantel de la democracia es su promesa más firme. Aunque ya sabemos como acaban las promesas de aquellos que acaban teniendo el mando del país.
Place: El partido de Pablo Iglesias ha sabido colocarse en las esquinas más concurridas de todas las plazas. Manifestaciones, asambleas de indignados, mareas de pensionistas… etc.
Price: Podemos ofrece un país mejor a un precio más barato que sus contrincantes. Bajadas de impuesto, una reducción de gastos, el fin de la austeridad y un montón de promesas que no sabemos si podrá cumplir o no. A la vista está el ejemplo de Grecia y Syriza, que ha rebajado el tono a las primeras de cambio.
Promotion: La publicidad que ha obtenido Podemos de parte de sus contrincantes políticos ha sido lo mejor que le puede haber pasado a Iglesias, Monedero y compañía. El ataque constante, unas veces más sutil que otras, de los políticos del PP y PSOE o la actitud del Ministro Montoro en el caso Monedero, le ha otorgado a Podemos un papel de víctima perfecta para subir en las encuestas. Esto sin olvidar la campaña que se le ha brindado desde los medios, ya sea por aparecer en ellos como tertulianos e invitados. O atacándolos como lo hace La Razón y El Mundo.
Con todos mis respetos y, eso si, otorgando el beneficio de la duda, Podemos me recuerda a esos productos milagrosos que anuncian en la teletienda. Esos productos prometen resultados increíbles a la hora de limpiar la suciedad de toda la casa, pero finalmente cuando llega a tus manos te das cuenta de que no puede quitar las manchas de aceite, ni las de sangre, ni las de tinta, etc…Es cierto que es bueno que haya más marcas donde elegir, pero después de haber gastado una cantidad de dinero en un detergente nuevo y ver que no funciona, vuelves al jabón Lagarto de toda la vida, que a pesar de sus limitaciones sabes que siempre estará ahí.
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