Menos mal que el Papa y su sequito ya se han ido de Madrid. Desde que vi por televisión a las miles de personas que adoraban y aclamaban al Papa Benedicto XVI, no puedo evitar hacer la comparativa con uno de los pasajes de la biblia, donde se narra la historia del Becerro de oro.
El pasaje El becerro de oro (2:31:18 – 2:32:35) del Libro Santo explica que Moisés subió al monte Sinaí para hablar con Dios, éste le entregó dos tablas de piedra donde estaban impresos los diez mandamientos escritos por el mismo Dios. Cuando Moisés bajó del monte vio como los esclavos que había liberado de los egipcios, estaban venerando a un “falso dios” de oro con forma de becerro. El animal había sido fabricado con los aros de oro que llevaban algunos de los esclavos y con el permiso de Aarón. Moisés montó en cólera al ver que aquellos a los dio la libertad no rendían pleitesía a su Dios todo poderoso y les arrojó una de las tablas a los pecadores.
Ver como religiosos, creyentes y cristianos en general adoran a un señor elegido por un grupo de señores que forman parte de la cúpula del poder fáctico de la iglesia y se auto-nombran “mensajeros divinos” y se auto-proclaman “única voz autorizada” para hablar en nombre de Dios. El gran paralelismo que veo entre adorar a un becerro de oro o adorar a un señor que va en un coche conocido como Papa-móvil, marca Mercedes ML 430 que está valorado en más de 400 mil euros, (según diariomotor.com) me hace retorcerme en mi escritorio y me hace muy difícil mantener mi manos quietas y no escribir lo que pienso.
Otra cosa que me enerva mucho, por no decir que me cabrea bastante, es que las JMJ2011 hayan coincidido con una de las peores crisis de sequía y de hambruna en el cuerno de África. Creo que si el Papa cumpliera y creyera lo que marca la Biblia, habría aconsejado a los miles y miles de jóvenes que vinieron de todo el mundo para verle, que en vez de gastarse el dinero en venir a la piel de toro, se lo hubieran gastado en ayudar a la gente que realmente y que están pasando hambre, sed y mueren sin tener nada que llevarse a la boca. No acabo de entender como no ha sido capaz de aplicar las dos primeras obras de misericordia que son: Dar de comer al hambriento y dar de beber al sediento.
Los mandamientos, las doctrinas, normas o leyes que marca la Biblia son ideales para hacer un mundo mejor, pero si aquellos que dicen creer en ellas y ordenan cumplirlas desde sus altares no respetan, ni cumplen sus propias normas y la palabra de Dios les importa más bien poco, o eso parece, no se como pretenden que opinemos sobre ellos los que no creemos en dioses ni religiones, si no en las personas para hacer un mundo mejor.
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