Que el periodismo no pasa por su mejor
momento no es ninguna novedad y es algo que poca gente puede negar.
Lo que no se sabe con certeza es que lo muere, si el sector, el
oficio o ambos. La crisis económica y los avances tecnológicos
están forzando al sector a adaptarse a los tiempos en los que
estamos y a los que vendrán. Ahora, esta metamorfosis está en una
fase de crisálida, a la espera de eclosionar y ver si se convierte
en una preciosa y colorida mariposa o en una fea y triste polilla de
tonos grises.
A parte de la mala situación a nivel
profesional, los que nos estamos formando para llegar a ser
periodistas vemos un futuro oscuro. Desde el primer año de carrera
nos avisan de que los medios están politizados y dominados por
empresas, que utilizan su influencia para crear opinión pública a
favor de sus intereses, como si estuvieran entrenándonos y
lavándonos el cerebro para aceptarlo como algo normal e
irremediable.
Para intentar contrarrestar la
manipulación llevada a cabo
por lobbies y empresas, tenemos nuestros blogs, plataformas y
webs del estilo de Menéame.com. En este tipo de webs, los usuarios
registrados envían noticias de medios de comunicación oficiales o
independientes y el resto de usurarios las votan para que estos
contenidos obtengan más o menos visibilidad.
La selección y votación de las
noticias se hace siempre bajo su punto de vista, lo que no asegura la
calidad de las informaciones. No se sabe nada, o casi nada, acerca de
la formación de los usuarios y en muchos casos se puede caer en el
error de darle más importancia a una información populista, que a
una noticia realmente importante.
En paralelo con el periodismo, la
calidad de la televisión también está cayendo de forma
vertiginosa. Tenemos, mayoritariamente y por desgracia, una
programación para idiotas hecha por idiotas, pero no nos engañemos,
los hilos los maneja gente muy inteligente, que saben crearle unas
falsas necesidades a los espectadores para que consuman sus batidos
de porquería.
Esto refleja que es mucho peor y
preocupante la crisis cultural y moral que la económica, puesto que
no saldremos del bache viendo programas en los que cuesta encontrar
tres frases bien construidas. Tenemos un ejemplo claro con el cierre
de CNN+ de hace ya bastantes meses. Este canal se sustituyó por el
canal 24 horas de Gran Hermano y aumentaron, de forma más que
considerable, las audiencias.
Ante este panorama , ¿qué futuro nos
espera a los que estudiamos periodismo? La función del periodista
creo que está bastante clara: informar a sus lectores, oyentes o
televidentes de aquello que él considere necesario, importante y
que afecte a la población. La esencia del periodismo es realizar una
labor social y ejercer de altavoz para que las noticias lleguen a
todos los ciudadanos.
El periodismo debería de recuperar esa
función social, dar voz al que no la tiene, sacar a la luz
injusticias y huir de todo amarillismo, morbo mediático,
catastrofismos magnificados y sobretodo enterrar para siempre la
información rosa. Para
hablar de la información rosa, ya que me niego a llamarla “prensa”
por que esa basura se aleja mucho del periodismo, necesitaría un
artículo entero, que algún día escribiré.
Me gustaría decir que este tipo de
industria no interesa a nadie, pero sería mentirme a mi mismo y eso
es lo más triste de todo, el cuchicheo, la vida de los demás y el
canibalismo mediático es un producto que se vende muy muy bien.
Ahora me pongo en plan Scarlett O'hara
en “Lo que el viento se llevó”, agarro con fuerza el bolígrafo
con el que escribo este artículo (el original claro está) y afirmo:
“A mis lectores pongo
por testigo, que jamás trabajaré voluntariamente
para el mundo de la
información rosa y la telebasura”
Si alguna vez me veis trabajando para
este circo, entristeceos por mi, por que eso querrá decir que estoy
pasando por momentos personales o económicos muy muy malos y no
tengo más remedio que prostituirme, periodísticamente hablando.
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