Como suele pasar en algunas ocasiones en el mundo de la información, los periodistas o futuribles hemos de rectificar cuando nos equivocamos o damos una información que no es del todo exacta. En unas de mis últimas entradas de este blog "Batalla campal en el Julio Mendez de El Prat de Llobregat", di a entender, puesto que así lo creía, que un grupo de padres de los jugadores de dos equipos rivales habían llegado a las manos y en realidad no fue eso lo que sucedió.
La sangre llegó al río, como se suele decir, y la pelea tuvo lugar el día y en sitio citado en el artículo, también el número de efectivos que se acercaron al lugar, son los enumerados. Lo único que cambia en la historia, son los protagonistas. Al parecer, según me cuenta una fuente muy bien informada, la pelea fue entre miembros de una misma familia, para ser más exactos entre una pareja divorciada y sus familias, en la que hubo más que insultos y más que simples puñetazos o patadas.
El fútbol no fue, esta vez, el motivo de la reyerta, pero lamentablemente un invento ideado para divertirse como es el deporte, es una pena que haga aflorar de algunos engendros los instintos más primarios que posee el ser humano y en definitiva en el fútbol por desgracia la violencia en ocasiones encuentra su hueco.
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